Viaje ligero, parte 2: el saco de dormir

El saco es uno de esos elementos en los que hay poco que descubrir: el rendimiento aumenta con la calidad y la calidad va en proporción al dinero que cuesta. En otras palabras, para conseguir un saco de alto rendimiento (que aísle mucho y pese poco) hay que invertir dinero y el resultado está en relación bastante directa a la inversión.

Marmot Hydrogen y Nunatak Arc-Specialist: sacos eficientes y de alta gama (pero no muy gruesos)

En general, la pluma es el mejor material aislante para la tarea. Los rellenos sintéticos son menos óptimos en casi todo: a igualdad de capacidad aislante, la pluma pesa menos y se comprime mejor y, en cualquier versión, es más duradera que cualquier relleno sintético. Por supuesto, en ambas opciones, pluma y sintética, hay calidades varias.

No es del todo correcto ni justo hablar de sacos «buenos» y (pongamos) «malos» o, dicho de otra forma, «buenos» y «resto del mundo»… en todo caso, procede hablar de sacos más o menos eficaces. Se puede hacer un saco estupendo (en el sentido de que aísle mucho) con materiales poco óptimos y funcionará muy bien pero, probablemente, a costa de ser muy pesado y voluminoso. A muy, muy grandes rasgos, la capacidad aislante de un saco vendrá dada por su grosor cuando está desplegado y se le deja hincharse: cuanto más gordo, más aislará, independientemente de de qué esté hecho. Como, además, necesitamos que pese y ocupe lo menos posible, buscaremos ciertos materiales mejor que otros.

El saco ideal tendría un relleno de pluma de la mejor calidad y unos materiales textiles lo más ligeros posibles, dentro de que sean duraderos y a prueba de plumas. El relleno más óptimo tendrá el mayor porcentaje posible de plumón (se suele encontrar al 95%) y materiales textiles de algún nylon fino y densamente trenzado.

El volumen

Aunque no estrictamente un asunto “de peso”, merece una mención aquí: en el viaje en bici, el volumen de cada elemento del equipaje es un factor clave porque, además de la limitación obvia de capacidad, ésta suele estar dividida en varios compartimentos y, salvo que se use un remolque, no disponemos de ningún espacio diáfano grande para guardar ninguna de las piezas… y un saco suele ser una pieza grande, incluso comprimido.

Para lograr un bulto lo más ajustado posible que no ocupe una alforja entera, elegid un saco con una cantidad de relleno ajustada al uso real y, a ser posible, de pluma; y de la mejor calidad que estéis en disposición de pagar. La pluma se comprime mucho más que los rellenos sintéticos sin sufrir daños permanentes y resiste mucho mejor los ciclos de compresión/descompresión.

Comprimir a lo bestia un saco no es buena idea pero mucho menos si se trata de uno con relleno sintético.

A vueltas con el mercado

Con los sacos de dormir se reproduce con crudeza la típica carencia mercantil: parece ser que sólo los productos para uso en condiciones extremas pueden ser de gama alta; el resto, parecen condenados a no serlo.

En el viaje en bici, típicamente, y salvo casos concretos, el tipo de saco que necesitaremos entrará en la categoría de lo que se viene a denominar “tres estaciones”, es decir, para uso en las latitudes medias fuera de condiciones invernales, lo que se traduce aproximadamente en una temperatura de confort de entre 0 y5ºC. Resulta difícil encontrar sacos de este tipo que, a la vez, sean de alta gama, es decir, usen pluma de la mejor calidad y materiales textiles de último y más ligero grito.

Típicamente, cuanto más conocida la marca, menos posibilidades hay de encontrar sacos que se salgan de esa triste ortodoxia. Afortunadamente, algunos fabricantes menos conocidos llenan ese hueco pero el gran público no suele llegar a ellos.

Marmot es una de las pocas firmas “mainstream” que tiene sacos como los que buscamos aunque quien no los suele tener es la típica tienda local. De entre los fabricantes menos conocidos, hay muchos de los que cito algunos a modo de ejemplo: Nunatak, Valandré, PHD, Alpkit… suficiente para que podáis ver lo que se puede hacer… y cuánto cuesta.

A continuación, una discusión sobre los elementos de diseño y técnicas de uso que hacen un saco más eficaz pero requieren asumir algún que otro compromiso:

Cremallera

Los sacos con cremallera corta o, directamente, sin cremallera ahorran bastante peso, no sólo de la propia cremallera sino también del compartimento relleno extra que suelen llevar para evitar fugas de calor a lo largo de la dicha cremallera.

El relleno aplastado no aísla

Los sacos tipo edredón prescinden de relleno en la parte inferior, relleno que, al quedar aplastado por el peso del cuerpo, no aporta valor aislante. Consiguen, así, ahorrar peso sin perder funcionalidad.

Parte inferior de un saco-edredón: Nunatak Arc-Specialist, 430 gr, uso de 3 estaciones

Además, este tipo de sacos permite más flexibilidad a la hora de adaptarse a temperaturas variadas gracias a su amplitud variable dentro de un cierto rango. La importancia de esto se expone en el siguiente apartado.

Amplitud y uso de ropa

El mito de que dentro del saco no se debe vestir ropa es falso: para empezar, es del todo des-recomendable dormir con la piel en contacto directo con la pared del saco por temas de higiene y porque lavar ropa es mucho más fácil que lavar un saco; por eso en casa llevamos pijama y/o usamos sábanas para no tener que lavar el edredón. Además, tened en cuenta que la ropa siempre suma capacidad aislante y, de hecho, es una estrategia habitual para afinar con el grosor del saco.

Los sacos ceñidos son más eficaces pero no tienen espacio para vestir ropa en el interior. Vestir ropa adicional es una estrategia muy interesante para permitir el uso de un saco más fino (y, por tanto, más ligero) de lo teóricamente necesario para las temperaturas esperadas; se trata de re-utilizar ropa que ya se lleve de todas formas para optimizar su uso (usarla también durante la noche) y adaptar a la baja el grosor necesario para el saco.

Conclusiones

Un saco de alta calidad cuesta bastante dinero y supone una inversión importante que, lógicamente, cuesta hacer. Recomiendo intentar verlo como una inversión a largo plazo: un saco de pluma, bien cuidado, durará muchos años. El factor clave en la rentabilidad de la inversión será el uso: para un uso esporádico, será más difícil de justificar… si vas a usar el saco con regularidad, lo amortizarás antes de olvidar lo que pagaste por él. A título ilustrativo, un saco de alta calidad, válido para temperaturas alrededor de cero centígrados -típicamente apto para el viaje ciclista medio-, puede costar unos 300 euros.

Para saber más: el saco de dormir en la filosofía UL; en Viajarapie.info

2 comentarios en “Viaje ligero, parte 2: el saco de dormir

  1. Viajarenbicicleta Autor

    Es normal. Una tienda o techo da mucho abrigo emocional, además del evidente refugio físico. Cuando las condiciones son buenas, el vivac puede ser muy agradable y la sensación de desprotección es más emocional que física. Es algo muy personal e influye mucho también la costumbre, cuanto más lo haces, menos cuesta. Riesgos objetivos, realmente, no hay, mientras el tiempo no se ponga feo. Te animo a probar alguna vez en algún lugar/ambiente que percibas como seguro (sitio conocido, con más gente, teniendo una tienda a mano por si acaso…) y veas qué tal va.
    Un saludo.

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